lunes, 28 de mayo de 2012

Moog

Estados Unidos, 2007
Director: Hans Fjellestad
Cliente: Savinen
Pudo verse en: Documentamadrid 2005




La semana pasada, el 23 de mayo, como muchos de los que jugueteasteis con el doodle de Google recordaréis, se cumplieron 78 años del nacimiento de Robert Moog. Este señor fue el inventor del mítico sintetizador analógico Moog, que revolucionó el mundo de la música con sus peculiares sonidos como del espacio exterior. En el año 2004, Hans Fjellestad realizó el documental que hoy nos ocupa, una pequeña joya que sería una lástima que quedara reducida a producto para melómanos y friquis de la electrónica, porque en realidad es un homenaje al ingenio humano personificado en este físico e ingeniero eléctrico neoyorquino.
       Robert Moog responde al prototipo de inventor solitario, dotado casi desde la cuna para los chismes electrónicos. Pasó su adolescencia diseñando y fabricando theremines, otro endiablado y deliciosamente psicodélico cacharro. Cuando conoció a Raymond Scott, también pionero de la síntesis del sonido del cual traduje posteriormente otro jugoso documental, sus sintetizadores le inspiraron para crear  su propia máquina: un sintetizador modular capaz de generar millones de sonidos a base de la modificación de ondas y su paso por diversos filtros.
       En fin, quizá a los profanos les parezca algo anecdótico y a los defensores a ultranza de la guitarra otro cacharrito con el que se entretienen esos músicos electrónicos que no saben tocar, pero el Moog, en sus múltiples versiones, desde los mastodónticos ensamblajes modulares tipo centralita de teléfonos de sus inicios a principios de los 60 a versiones más transportables como el Minimoog, es la hostia en verso, os lo digo yo. Desde su aparición, está presente en muchísimos géneros musicales y ha sido usado para generar innumerables efectos de sonido para anuncios, programas de radio, etc. Aparte de sentar las bases para la invención de muchos otros instrumentos electrónicos posteriores.
       Todo ello, amén de cómo funciona un Moog -la parte chunga de traducir este documental por sus complejidades técnicas- y entrevistas a músicos que han utilizado o utilizan el Moog en sus composiciones, sirve para tejer un documental muy entretenido, incluso entrañable, con animaciones incluidas y entrevistas al autor, que casi se convirtió en un homenaje póstumo, pues Robert Moog nos dejó, seguramente a caballo de una de sus ondas espectrales, un año después del estreno de la película.








8 comentarios:

  1. Soy un profano total pero no me parece anecdótico.

    Me parece espléndido.

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  2. Hola, gracías por avisarme de esta nueva entrada, sabes que me gusta leerte, siempre se aprende algo nuevo contigo.
    Sí que es una anecdota lo de la invención de estos aparatos, que después se han perfeccionado, hasta llegar a las técnicas de hoy en día, pero aquello fue como el nacimiento de las ténicas modernas o el arranque de todo lo que hay hoy.
    Siempre lo explicas todo de maravilla.
    Un abrazo, hasta pronto querido amigo

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  3. Muchas gracias por avisarme de tu nueva entrada, como te dice Demòfila, siempre se aprende algo nuevo viniendote a visitar. Conozco el nombre de Robert Moog por un artìculo que leì en una revista, pero no conocìa su importancia.

    un abrazo

    fus

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  4. Impresionante...

    Como yo me veo reflejado en ese pequeño epígrafe de "melómanos y friquis de la electrónica" te diré que es un documental que ví en versión original en screaming y me enteré de la mitad de la mitad, así que agradecería esos subtítulos

    Siempre recordaré, a pequeña escala, al bruto de Manolo Rosvita aporreando su minimoog el el almay! y, como no, la camiseta de esa edición, con susodicho aparatejo como diseño

    Por cierto, esta semana he podido ver uno de los documentales musicales más... no sabría definirlo: Buscando a Reynols. Supongo que, dado el mundo que has recorrido por festivales indies lo conocerás.

    Lo comentaremos otro día...

    Un abrazo, amigo!

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  5. Toro:

    Me alegro de tu apreciación, he traducido un par de documentales más sobre músicos/científicos locos y son fascinantes.

    Demófila:

    Gracias por el piropo, lo bueno de los blogs es que todos podamos aportar una pizca de nuestros conocimientos. Lo mejor que hay es compartir.

    Fus:

    Muchas gracias, la verdad es que una de las mejores cosas de mi trabajo es que me "obliga" a aprender cosas que quizá, de otra manera, me pasarían desapercibidas.

    César:

    Cuando quieras te paso esos subtis, lo malo es que van en un formato que no te permitirá sincronizarlos con la imagen, o sea que tendrías que usarlos más bien como programa de mano o algo así.
    ¡Rosvita! Cierto, Manolo aporreaba el Minimoog con saña en aquel mítico tercer Almay!, con resultados peligrosos para los tímpanos en general. Lo bueno de los Moog es que tanto sirven para una melodía de ascensor como para hacer el bestia. Eso se llama versatilidad.
    No conocía ese documental, pero fiándome como siempre de tu buen criterio, he buscado información en Internet y me he quedado algo perplejo cuando he visto el tema. Pinta muy bien.
    Un fuerte abrazo y nos vemos pronto.

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  6. JOTA:
    A los profanos como yo nos viene saber este tipo de cosas.
    Gracias.
    Salu2.

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  7. Jola, vengo a corresponde a tu visita, considero que es lo correcto, gracías por visitarme.
    Me dices en tu comentario que agradeces que en parte seas destinatario de mi entrada, que no se acabe esta maravilloso mundo de los blogs, que es paralelo al nuestro, yo voto por eso, que estemos muchos años cruzándonos comentarios y siendo amigos virtuales.
    Un abrazo, hasta pronto querido amigo

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  8. Hola! Muy bueno tu blog. Estoy buscando los subtítulos de este documental pero no los encuentro por ningún lado. Saludos

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