lunes, 30 de abril de 2012

Nattvardsgästena (Los Comulgantes)

Suecia, 1963 Director: Ingmar Bergman
Intérpretes: Ingrid Thulin, Gunnar Björnstrand y Max von Sydow.
Cliente: Savinen
Pudo verse en: Filmoteca Española.


Vamos con un clásico. Esta es una de las primeras películas que traduje cuando, hace diez años, empecé mi carrera de traductor audiovisual. Segunda pieza de una trilogía dedicada a la fe y una de las favoritas del mismo Ingmar Bergman, es sin embargo un filme que no tiene el peso en su filmografía de títulos como El séptimo sello o Persona, pero a mí me dejó alucinado.
          Los comulgantes es una película muy existencial y tristísima, tan triste como ese oscuro invierno escandinavo en el que se desarrolla la acción. En inglés, se tituló Winter Light (Luz de invierno), y realmente la luz, o más bien su falta, es el escenario opresivo perfecto para que en él se desenvuelva la angustia vital de sus personajes.
           La historia es muy sencilla y transcurre entre los dos servicios dominicales de un pastor (de almas, no de cabras) en la Suecia rural. Tomas, que así se llama el religioso, sufre una tremenda crisis de fe y encima está resfriado, por lo que no tiene el cuerpo, y mucho menos el espíritu, para tonterías. Lo sufrirá en sus carnes y en sus ánimos un granjero local deprimido que acude a Tomas en busca de orientación y se encuentra con un ministro que, más que aliviar u reconducir su zozobra, la ahonda mostrándole su propia brecha con lo divino como lente de aumento. Resultado: suicidio, svenska specialitet.
          La peli es enteramente memorable, pero hay tres escenas que valen su peso en oro: la conversación entre el granjero y Tomas; la carta que éste recibe de la maestra Märta, a la sazón su amante, narrada por ella misma en primer plano, y la aniquilación sentimental de Märta por el verbo de un Tomas que, ya lo hemos dicho, no tiene el día como para que le anden buscando las cosquillas. La que más me quedó grabada en la memoria fue esta última, una de las peores muestras de humillación y mala baba que me he encontrado en la gran pantalla. Eso sí, expresada con exquisita ira contenida a la escandinava. Jevi metal del bueno. Podéis ver la escena (doblada, no la he podido encontrar subtitulada) aquí.

lunes, 16 de abril de 2012

The best exotic Marigold hotel (El exótico Hotel Marigold)

Reino Unido, 2011
Director: John Madden
Reparto: Judi Dench, Dev Patel, Bill Nighy y Maggie Smith
Cliente: Captions Inc
Pudo verse en: Edición en DVD, cines comerciales

Aviso de que esta película no casa con el patrón de películas rarunas y casi desconocidas al que suelen responder los títulos que pueblan esta bitácora. No: The best exotic Marigold Hotel es puro cine comercial, con un guión calculado al milímetro, un reparto primorosamente escogido y sin más cera que la que arde. Eso sí, la película está muy bien hecha e interpretada y te promete pasar un buen rato, sin más pretensiones, lo cual no resulta tan fácil como algunos piensan.

Reconozco que la razón por la que la he elegido para compartirla con vosotros, parroquianos, es puramente personal. La película me hizo bastante gracia, porque narra las peripecias de un grupo de británicos de edad avanzada que coinciden en busca de su retiro dorado en la India. Y me hizo gracia porque ese es precisamente mi plan de jubilación aun remota pero cada vez, ay, más cercana y, gracias a nuestros politicastros, doble ay, más en el aire. Estos señores de exquisita y variada flema británica acaban, paradojas del guión, en Jaipur, capital del Rajastán, que dentro de las caóticas ciudades del subcontinente merece una categoría aparte en cuanto a contaminación, follón, tráfico, jaleo y un legendario encanto que no conseguí pillarle en mi sofocante primera visita y al que habrá que darle una segunda oportunidad.

Hablando ya de la peli en sí, como digo, es de las de relajarse, poner el piloto automático y dejarse llevar sin buscarle tres pies al gato. La cinta es principalmente divertida, aunque tiene sus momentos tristes que, salvo la poética escena de la muerte de uno de los protagonistas (no diré cuál), me parecieron un poco sensibleros. También tiene un componente de "incredible India", como Merche y yo denominamos las situaciones que no reflejan la cruda realidad del país, parafraseando precisamente el eslogan de su principal campaña de turismo. Pienso, por ejemplo, en la excesivamente liberal relación de los dos jóvenes indios protagonistas que, por mucho que sean modernos y urbanitas, es bastante impensable en esa sociedad anclada en buena parte en costumbres y normas milenarias.

En el apartado lingüístico, es una de esas pelis que imperativamente debería verse en VO para apreciar el delicioso acento de los personajes y la riqueza de su léxico. Esta circunstancia añade dificultad a la traducción de la película, y por ello es aún mayor el mérito de mi compañero y sin embargo amigo Àlex Cardona Masdeu, con el que compartí el trabajo por razones de tiempo, y que realizó una labor excelente que convirtió mi tarea de revisión en casi un mero trámite.