Comienza
el otoño y con él la temporada fuerte de festivales de cine. Aunque de momento mis
andanzas laborales discurren por otros derroteros, estos eran momentos de mucho
trabajo y de viajar por la geografía hispana. Por eso, en este Memorias de un
subtitulari especial por el cambio de estación, os quiero hablar del No Tan Extraño
Caso de la Película Triplemente Traducida.
Muchas películas
que se exhiben en los festivales raramente llegan a las salas comerciales. Las
que sí lo van a hacer suelen llegar ya subtituladas en láser, en una copia que
posteriormente se exhibirá para el público en general, con lo cual no pasan por
nuestras manos. Pero, a veces, sí pasa que una película que has traducido para
un festival se exhibe luego subtitulada en cines. Ayer, sin ir más lejos, fui
al cine a ver The Guard (El Irlandés), que yo subtitulé para Valladolid. La
copia que vi ayer no llevaba mis subtítulos. Es decir, que la productora pagó
una segunda traducción innecesaria, pues ya existía la mía. Esto es mejor para
el bolsillo del compañero que la re-tradujo, pero supone un gasto tonto para la
productora, que podría haberse solucionado poniéndose en contacto con la
empresa que subtitula para la Seminci y comprando los subtítulos, lo cual es
más económico que encargar una traducción y sincronización desde cero.
Si esta
asinergia es moneda de cambio, lo que os voy a contar a continuación
bate récords. El pasado otoño, la película sueca The Black Power Mixtape, una
interesante cinta que recopila grabaciones de cineastas y televisiones suecas
sobre el movimiento de lucha por los derechos civiles de los negros
estadounidenses en los sesenta y setenta, se exhibió en tres festivales españoles
en apenas dos meses: en el In-edit de Barcelona (octubre), en el Festival de Cine Europeo de Sevilla y en el FIC de Gijón, ambos en noviembre. Para cada
festival trabaja una empresa de traducción y, como colaboro con las tres, me
consta que las tres recibieron por separado el encargo de traducirla y
subtitularla. Cierto es que para el primero se tradujo al catalán, pero cuesta
menos adaptar unos subtítulos ya hechos del catalán al castellano que
traducirla toda entera de nuevo. Ya digo: tres traducciones tres para exhibir la
misma película en el mismo país casi al mismo tiempo. Y una cosa os digo: si
llegara a estrenarse en cines, cosa que dudo, me juego el cuello a que la
productora encargaría una cuarta traducción.
¿Cómo
podría solucionarse esto? ¿Creando un banco de datos a nivel nacional donde
cada empresa o traductores autónomos listaran las producciones que han
traducido? A primera vista, parece que traductores y agencias se benefician de
esta situación, porque quien gasta dinero innecesariamente son festivales y
productoras, pero creo que a la larga sería beneficioso para las agencias,
porque si un festival quisiera traducir la película A, consultara la base de
datos y viera que la empresa B ya la tradujo para el festival C hace cinco
años, solo tendría que adquirir los subtítulos a coste reducido y la empresa
ingresaría un dinero que, como demuestra la experiencia, es fácil que vaya a
parar a otra. Y si la agencia tuviera el decoro de destinar un porcentaje de la
transacción al traductor en concepto de derechos de autor, este sería ya el país
de las maravillas.