viernes, 30 de septiembre de 2011

Zinemaldia 2011




Al último Festival de Cinede San Sebastián, donde un año más estuve trabajando como sincronizador en sala para Subtitula'm entre el 17 y el 23 de septiembre, entré por la puerta grande. Et maintenant on va ou?, de la libanesa Nadine Labaki, fue la primera película que sincronicé y la que más me gustó de todo el certamen. No solo a mí: ganó el Premio del Público, algo que Ladaki también consiguió en Donosti con su anterior cinta, Caramel. En esta ocasión, cuenta la historia de un pueblito del Líbano que, tras un pasado sangriento de enfrentamiento entre los vecinos cristianos y musulmanes, ha decidido vivir en paz. Las estratagemas de las mujeres del pueblo para que esto siga siendo así a pesar de la volátil naturaleza de sus hijos y maridos da para muchas risas y alguna lágrima. Una gran película que se estrenará en España en enero, de modo que estén atentos.
De un rollo mucho más chungo, mi segunda favorita es Shame, de Steve McQueen, en la que el cada vez más talentoso Michael Fassbender interpreta a un adicto al sexo. McQueen, que ya me dejó flipado con Hunger, su anterior película también con Fassbender como protagonista, consigue transmitir la angustia obsesiva de un tipo guapo y triunfador en la Gran Manzana, que solo vive pensando en el siguiente polvo y, mientras espera, se masturba. Tan asfixiante se pone la cinta en su recta final que McQueen logra lo que a priori parecía imposible: grabar con bastante detalle una escena de cama del protagonista montándose un trío con dos explosivas meretrices y que al rato, más que excitado, estés asqueado.
Muchos sabréis ya que la Concha de Oro fue para una cinta española, Los pasos dobles, de Isaki Lacuesta, un pastiche entre documental, ficción y obra referencial que encontré aburridísima, pese a que el hecho de que tuviera que ver con el genial Miquel Barceló despertó mi interés a priori. Me encantó, sin embargo, el descarte El cuaderno de barro, la grabación de una performance del pintor balear en Malí que Lacuesta presentó en la sección Zabaltegi.
Otro documental que, sin embargo, creía que no me interesaría demasiado, me acabó fascinando. Se trata de Bertsolari, de Asier Altuna, que con un formato esforzado y resultón me acercó a este ancestral arte de la rima improvisada en euskera.
Otra pequeña decepción fue el documental sobre George Harrison (George Harrison. Living in the material world) firmado por Martin Scorsese, y digo firmado porque existen dudas razonables de que hiciera mucho más. No se ve su mano ni su estilo en ningún momento de las tres horas y media de este innecesariamente largo retrato de la vida y milagros del Beatle más místico.
Las demás pelis que me tocó pasar las omito por parecerme prescindibles. Y, más o menos, eso dio de sí esta semana larga en la próxima capital de la cultura. Porque para hablar de mis estupendas compañeras de viaje, los pinchos y la tarta de queso de La Viña, la lluvia traicionera y las cervezas post-sesiones en el Ensanche, la Taberna Egarri y el Etxekalte, hay foros más apropiados que este.