lunes, 22 de octubre de 2012

Inglorious Basterds (Malditos Bastardos)



EE. UU. / Alemania, 2009
Intérpretes: Brad Pitt, Mélanie Laurent, Christoph Waltz y Michael Fassbender.
Cliente: Subtitula'm.


Creo que todos conocéis esta película, por lo que tampoco me detendré demasiado en analizarla. Para mí, supuso la reconciliación con el Tarantino que me flipó en mis años mozos con Reservoir Dogs y Pulp Fiction y me dejó frío con Kill Bill. La película me encantó, y hablo con conocimiento de causa porque la sincronicé tres veces en San Sebastián el mismo día, me tocó hacer un cuarto pase y aún tuve las narices de ir a verla de nuevo al cine en Valencia.
            La traigo al blog porque la manera en que trabajé con ella fue bastante peculiar. Como sabréis los que la habéis visto, en la película se habla inglés, alemán, francés e incluso italiano en una escena breve. En la sección oficial del festival de San Sebastián, todas las películas de habla no inglesa deben ir subtituladas al inglés y al castellano. La copia que se iba a proyectar estaba subtitulada al castellano, pero las partes en los otros tres idiomas no venían subtituladas al inglés, y ahí entraba nuestro trabajo: sirviéndonos del guion multilingüe, debíamos crear los subtítulos en inglés para dichas partes.
Para añadirle emoción a la cosa, al tratarse de la nueva obra de un cotizadísimo director, por miedo a la piratería no nos proporcionaron una copia de trabajo de la película, sino un archivo con la banda sonora. Es decir, que para cortar y dividir los subtítulos solo podía escuchar los diálogos, sin ver imagen alguna. Nunca había tenido que trabajar así y se me hacía muy raro, pero la imaginación volaba.
            Así, intrigadísimo por ver la película ya completa, fui la muy lluviosa mañana del primer día del festival con il capo Santi Torregrosa para el pase de prueba con la productora en el Victoria Eugenia, destinado a pulir fallos y errores inevitables cuando trabajas sin imágenes. Primer visionado de la peli. A pesar de la concentración en mis labores, flipé con ella. A mediodía, pase de prensa en el Teatro Principal. Ya más relajado, volví a flipar. Y a la noche, gran estreno con público en el Kursaal. Ya me la sabía casi de memoria y saboreé hasta el último detalle.
            En fin, una modesta odisea profesional que por fortuna tuvo como protagonista una película muy entretenida con interpretaciones magníficas, porque si me llega a tocar subtitular tres veces el mismo día un tostonazo, habría sido para plantearse un cambio de profesión.

lunes, 8 de octubre de 2012

Le Refuge (Mi Refugio)




Francia, 2009
Director: François Ozon
Intérpretes: Isabelle Carré, Louis-Ronan Choisy, Pierre-Louis Calixte y Melvil Poupaud.
Cliente: Subtitula'm




Como muchos sabréis, el director francés François Ozon ha ganado el Zinemaldia de este año con su película Dans la maison. Como no he visto la cinta ganadora, me gustaría detenerme hoy en su anterior película presentada a concurso en 2009, con la que obtuvo el Gran Premio del Jurado. No tuve la suerte de traducirla, pero sí de sincronizar sus subtítulos en el teatro Victoria Eugenia una mañana del festival.
        Le refuge, estrenada en España como Mi refugio, empieza fuerte. Tanto, que su proyección en un pase a las 9:30 en el Kursaal hubo de ser interrumpido porque una persona del público cayó redonda. Y es que desayunarse con un primer plano de Melvil Poupaud chutándose en la yugular (véase foto más abajo) no es para todos los estómagos. Será el último chute del personaje, porque muere de una sobredosis.
        Su novia, Mousse, se recuperará del coma inducido por la misma partida de droga a tiempo para llegar al entierro, donde la muy pudiente familia del malogrado primogénito descarriado la presionará para que aborte el hijo que espera de él. No es que a Mousse le apasione la idea de ser madre, pero al sentirse acorralada de ese modo, huirá a refugiarse a una casa en la playa de Getaria para poder decidir con tranquilidad si tiene o no al bebé. En ella, convivirá con el hermano homosexual de su difunto novio, con quien desarrollará un vínculo bastante particular.


        Con una fotografía que capta de forma magistral la luz de la costa vasca y la convierte casi en parte integrante de la historia, asistimos a las quimeras, nunca demasiado explícitas, de la madre en ciernes, sin saber si parirá o no y si, de hacerlo, se hará cargo del bebé, tensión que se resuelve en la escena final de la película, que algunas críticas que he leído tachan de inverosímil, y sin embargo yo encontré bastante coherente.
        Para mí, lo mejor de la película es su lúcida reflexión sobre la gestación y la íntima relación que se establece entre la portadora y su criatura, generalmente sometida a presiones externas, en una cinta que te enseña que otras maternidades y paternidades son posibles más allá de la babosería infantiloide que rodea los estados de buena esperanza y los dogmas de los guardianes de la moral de siempre.