viernes, 27 de enero de 2012

Elle s'appelait Sarah (La llave de Sarah) / La France des Camps

Francia, 2010 Directores: Gilles Paquet-Brenner / Jorge Amat
Clientes: Subtitula'm / Subtitularte
Pudo verse en: Festival de Cine de SanSebastián 2010, Cines comerciales, DVD




Hoy toca doblete en Memorias de un Subtitulari. Esta semana quiero hablaros de dos películas, una de ficción y otra documental, que han pasado por mis manos en el espacio de dos años y que coinciden en el tema que tratan.
              Situémonos: Francia durante la ocupación nazi. El Gobierno colaboracionista de Vichy, siempre sumiso y obsequioso en sus relaciones con Alemania, acepta concentrar a los judíos de su territorio en campos de la zona ocupada, desde donde saldrán, adultos por un lado y niños por otro, en convoyes con destino final, nunca mejor dicho, en Auschwitz-Birkenau. Para ello, además de servirles en bandeja las cabezas de los ya presos, organiza la mayor redada de judíos de la historia gala, conocida como la Redada del Velódromo de Invierno (Vel d'hiv), en julio de 1942.
             Precisamente en ese día de vergüenza comienza La llave de Sarah, largometraje donde una periodista contemporánea, interpretada por la sublime Kristin Scott-Thomas, investigará la historia de una niña judía apresada junto con su familia, única superviviente del holocausto, y trazará la historia de las profundas e imborrables cicatrices que la acompañarán de por vida. Narrada a base de flashbacks, la encontré muy bien construida y emocionante, aunque la verdad es que a las dos compañeras que también la vieron les pareció un poco maniquea.
             Dos años después de haber arreglado y sincronizado los subtítulos en inglés para las partes habladas en francés de la película, me llega el encargo de traducir La France des Camps, documental de Jorge Amat que me aporta muchos datos sobre no solo la infamia cometida contra los judíos, sino también las tropelías que sufrieron nuestros compatriotas tras pasar la frontera para evitar ser fusilados por Franco y sus jaurías.
             Dos películas complementarias, pues, para conocer unos hechos que Francia ocultó, seguramente avergonzada, hasta hace unos años, cuando los historiadores desenterraron de la memoria dormida uno de los capítulos más sombríos de la historia de la República vecina. Allí se han hecho películas y se han reconocido los hechos; aquí, a quien aspira a remover las ciénagas del pasado y dar paz a las víctimas y sus descendientes lo sientan en el banquillo los nietos de los verdugos. Oh-là-là, quel bordel de pays!




jueves, 12 de enero de 2012

Vergüenza




Uno de estos dos individuos es un trabajador incansable y un cinéfilo. El otro es un político y un sinvergüenza (sí, ya sé que son sinónimos). Uno era, desde 1995 y  hasta ayer, director de uno de los mejores festivales de cine de España y su gestión ha septuplicado el número de espectadores. El otro es desde hace poco presidente de Asturias con un partido creado ad hoc para obtener el poder cuando en su anterior partido le movieron la silla. Uno se dedicaba a recorrer festivales de cine recolectando perlas que luego se proyectarían en su ciudad, acercándola durante una semana a las mecas del cine. Es decir, que su trabajo consistía en hacer felices a los demás, en perseguir y capturar los mecanismos para hacerlos crecer espiritual e intelectualmente. El otro es aficionado a la caza y a la pesca del salmón. Es decir, que incluso en su tiempo libre disfruta haciendo sufrir a otros seres vivos, no hablemos ya de en qué consiste y en cómo ejerce su "trabajo". Y si la cara es el espejo del alma, no creo que haga falta una prueba de agudeza visual, que diría Forges, para discernir quién es un gran tipo y quién un tipejo.
Ayer, el Ayuntamiento de Gijón, gobernado desde las últimas elecciones autonómicas y municipales por el partido Foro Asturias, fundado por Francisco Álvarez-Cascos, anunció el despido de José Luis Cienfuegos, director del Festival Internacional de Cine de Gijón desde 1995. No dieron explicaciones para lo inexplicable, no intentaron justificar lo injustificable: despedir a alguien que ha puesto con esfuerzo, dedicación y sin histrionismos a una remota ciudad de provincias en el mapa de las grandes citas del cine españolas e incluso europeas. No les hace falta, ¡qué cojones! Para eso mandan, para eso les han votado: para hacer lo que les dé la gana sin rendir cuentas a nadie.
A pesar de haber trabajado en el festival como subtitulador en dos ediciones, no conozco personalmente a Cienfuegos, por lo que espero que esto no se entienda como la encendida diatriba de alguien ofendido por la defenestración de su amiguete. Tampoco pienso en este momento en mis habichuelas venideras, porque esto, que lo sepa todo el mundo, es el principio del fin del festival, como ya sucedió con la Mostra de Valencia, a cuyo caso dedicaré próximamente otra entrada. Resumiendo, el modus operandi es el siguiente: los políticos de turno apartan a gente válida para hacer hueco a sus familiares y conocidos y acaban infectando las entrañas de la muestra con ineptos que la pudren poco a poco desde dentro, como un cáncer.
No, no escribo estas líneas por esto. Las escribo porque cosas como esta absurda e injusta destitución son una vergüenza, aquí y en la República Popular China. Y aunque está visto que cada vez estamos más acorralados por las fuerzas del mal, seguimos teniendo derecho al inútil, mas digno, pataleo.