martes, 28 de junio de 2011

Un lac


Francia, 2008
Reparto: Dmitry Kubasov, Natalie Rehorova, Alexei Solonchev y Simona Huelselmann
Cliente: Savinen
Pudo verse en: Festival Internacional de Cine de Las Palmas 2009 y 2010



Esta película es tan particular que casi merecería exhibirse en un museo, más que en un cine. Su mayor fuerza reside en sus poderosas y bellísimas imágenes, una fotografía espectacular que capta en toda su crudeza la áspera y bestial naturaleza donde se desarrolla la trama. Por eso, creo que si no se ve en el cine, en las condiciones óptimas de imagen y sonido, creo que no se apreciará y que muchos (incluso en el cine) se aburrirán con ella, pero para mí es una obra sublime, arrebatadora, emocionante y evocadora.
Lo mejor es que di con ella guiado por el instinto (y mira que soy zopenco y poco intuitivo, pero en esta ocasión me lucí). A la compañera que la había traducido no le había gustado nada (desde luego, traducirla a partir de una copia de trabajo de baja calidad no ayuda para nada a apreciar la película) y, por aquello de "no querías caldo, pues toma dos tazas", le tocó sincronizarla tres veces tres en el festival de Las Palmas, donde competía en la sección oficial. Como tampoco le gustó en cine -y no la culpo, porque la peli es raruna y lenta a más no poder- me ofrecí a cambiarle uno de sus pases por uno mío a la misma hora, y así librarla a ella del repetido sufrimiento y exponerme yo a verla y juzgarla por mí mismo.





Acerté de lleno. Salí de la sala acongojado por tanta belleza y crudeza a partes iguales. El argumento es muy simple: el joven Alexi vive con su hermana Hege, con su hermanito y con su madre ciega y la figura del padre ausente. Alexi, leñador epiléptico, ama apasionadamente a su hermana, un amor tan intenso que roza el incesto. La aparición de Jurgen, que llega para aprender el oficio y debe compartir con la familia la estrecha cabaña, desencadenará un inevitable conflicto.
Pero, en esta película, el argumento es lo de menos. De hecho, apenas hay diálogos. Lo importante es cómo, a través de las imágenes, la fotografía, el montaje y el tratamiento del sonido, Grandieux consigue transmitirnos la soledad, el desgarro y el aislamiento de estas gentes perdidas en un bosque nevado junto a un lago, presumiblemente en el norte de Europa. Para añadir sensación de rareza, el director pone a actores extranjeros a hablar francés y el resultado es brutal, en consonancia con el resto de recursos estilísticos de esta cinta tan reseñable y, ay, tan minoritaria.

jueves, 23 de junio de 2011

Korkoro


Francia, 2009
Director: Tony Gatlif
Reparto: MarcLavoine, Marie-Josée Croze, James Thiérrée y Mathias Laliberté
Cliente: Subtitula'm


¿Qué puede haber más opuesto a un gitano? Posiblemente, un nazi. Tony Gatlif es un cineasta francés que ha consagrado su obra al pueblo gitano, con títulos fundamentales como Gadjo dilo (El extranjero loco, 1997) o el interesante documental experimental Latcho drom (1993). En esta ocasión, Gatlif vuelve la mirada hacia la historia reciente de Europa para -basándose en gente y situaciones reales, pero construyendo con ellos un argumento de ficción- recordar que el genocidio nazi no solo afectó a los judíos, sino que también supuso el exterminio de entre 250.000 y medio millón de gitanos, según diversas fuentes.
Una familia de gitanos bohemios regresa con sus carromatos a la Francia ocupada, donde descubrirán que la vida y los paisanos ya no son como antes de la contienda. Perseguidos constantemente por la sombra del rechazo y la represión, intentarán seguir viviendo la vida en libertad según las tradiciones heredadas por sus antepasados.
Gatlif enhebra con maestría la música gitana, la resistencia francesa, la ocupación nazi, la podredumbre colaboracionista, la vida nómada, los destripaterrones guiados por sus prejuicios y la mirada inocente de un huérfano payo que quiere ser gitano. El tapiz resultante es una oda a la libertad (es lo que significa "korkoro" en kaló) en uno de los momentos históricos donde, precisamente, más amenazada estuvo.
Korkoro es una muy buena película que, además, contiene las esencias del cine de Tony Gatlif: atavismo, superstición, alegría, tristeza, libertad, opresión, racismo, desprecio... Todo ello llevado al extremo a través del retrato de un pueblo, el gitano, que no sabe de términos medios. El cine de Gatlif en particular y el pueblo gitano en general me fascinan, como lo hacen el euskera o el flamenco, por ejemplo, porque sus orígenes siguen, en parte, envueltos en el misterio. Y eso, en esta sociedad de sota, caballo y rey donde ya pocas cosas nos sorprenden o nos intrigan, ya vale, para el que suscribe, su peso en oro. O, como diría un gitano, en "colorao".




miércoles, 8 de junio de 2011

Ghosts of Abu Ghraib


Estados Unidos, 2007
Directora: Rory Kennedy
Cliente: Savinen
Pudo verse en: Documentamadrid 2008

Como es fácil de suponer por el título, Ghosts of Abu Ghraib es un documental sobre los tristemente famosos casos de tortura en la cárcel iraquí del mismo nombre, que salieron a la luz y dieron la vuelta al mundo gracias a la filtración de unas fotos hechas por los propios torturadores en la que éstos, unos soldadillos y soldadillas de tres al cuarto, aparecían posando en actitud festiva ante sus víctimas.
Precisamente, el hecho de que los autores materiales de los abusos fueran unos pelagatos, sirvió para que el Pentágono vendiera los hechos como un desmán aislado de tres o cuatro gárrulos desbocados. El documental, sin embargo, se apoya en numerosos testimonios (en ocasiones, tantos, que peca un poco de abrumador) para dejar claro que, en esta historia, hay, desde luego, víctimas, pero también malos (los soldados) y malísimos (Donald Rumsfeld y compañía). Porque si algo queda expuesto tras su visionado es que las torturas en Irak fueron un instrumento más al servicio de los Estados Unidos de Bush Jr, en su búsqueda de aquellas armas de destrucción masiva, tan escurridizas que han matado ya hasta a Bin Laden y aún no han aparecido. Es decir, que aquellos que salieron inmediatamente cariacontecidos a la palestra, a decir "hay que ver, qué malos son estos soldados" eran, realmente, quienes les ordenaron o sugirieron que todo valía con tal de extraer información sobre moritos rebeldes. En todo caso, sabían que esto sucedía y lo permitían, cuando no lo alentaban.
Ghosts of Abu Ghraib habla de la tortura y de la ignominia, pero en realidad habla de todos nosotros en tanto seres humanos. Porque lo vemos y decimos: "qué barbaridad, que panda de animales". Pero, ¿estamos seguros de que jamás haríamos algo así en las circunstancias propicias? El documental tiene un prólogo y un epílogo basado en los experimentos del psicólogo Stanley Milgram en 1961, enfocados a medir el grado de obediencia y sumisión a la autoridad de ciudadanos normales y corrientes. Es decir, hasta dónde podemos llegar cuando alguien que reconocemos como autoridad nos dice que hagamos algo que contradice nuestras normas morales. Los resultados son escalofriantes, y como hay alguien que explica estos experimentos muy bien, no quiero ser redundante, y a los que queráis saber más, os remito a Antígona y su excelente blog La cólera de Aquiles, cuya última entrada, Obediencia, habla precisamente de Milgram y nos ofrece las siempre interesantes y lúcidas reflexiones de su autora.