miércoles, 6 de febrero de 2013

Le grand voyage








Francia / Marruecos / Bulgaria / Turquía , 2004.

Director: Ismaël Ferroukhi

Intérpretes: Nicolas Cazalé y Mohamed Majd.

Cliente: Savinen.




Como su propio nombre indica, esta película habla de un gran viaje. Ese gran viaje que todo devoto de Mahoma debe hacer a La Meca, al menos, una vez en su vida. Un anciano marroquí emigrado a Francia, cuyos hijos han nacido y se han criado en dicho país, decide emprender el camino cuando su reloj interno le dice que no le queda mucho tiempo. Quiere hacerlo en coche, pues se adquiere más mérito cuanto más lento o costoso es el medio de transporte. Como él no sabe conducir y a su hijo mayor, que iba a ser su chófer, le han quitado el carné por conducir borracho, convence, o más bien debería decir obliga, a su hijo menor, Reda, para que sea él quien le acompañe.


      Reda acepta, persuadido por su madre y por la voluntad inflexible de su padre. Lo hace a regañadientes, porque el viaje se interpone con su examen del BAC, la selectividad francesa y, sobre todo, porque le separa de una chica con la que mantiene una relación en secreto.


      Con un coche ruinoso, salen una mañana soleada de la banlieu. El padre es un árabe muy devoto y tradicional, parco en palabras. El hijo viste a la occidental, bebe, es agnóstico y se lleva mal con su progenitor, al que considera una carga y una antigualla. Con estos mimbres, Ismaël Ferroukhi trenza una road movie islámica que tendrá como elemento principal el conflicto generacional y la tensión entre los dos personajes.


      La película es emocionante y divertida a partes iguales, los diálogos están muy bien construidos y el guion no hace aguas por ningún sitio. Y además, está el viaje en sí, un fantástico peregrinaje por Europa: Francia, Alemania, Bulgaria, Turquía... y por Asia, hasta llegar a la Meca. El viaje en línea recta por la geografía se complementa con el trayecto sentimental de los viajeros, a trompicones y con rodeos, desde los extremos ideológicos que representan padre e hijo hasta alcanzar un terreno medio en el que sea posible el entendimiento mutuo.

Los duchos en la lengua de Molière la podéis ver, sin subtítulos, aquí.

viernes, 1 de febrero de 2013

Un dimanche à Pripiat





(Francia, 2006)
Directores: Frédéric Cousseau y Blandine Huk.
Cliente: Savinen
Pudo verse en: Documentamadrid 2007.

A raíz de leer este excelente artículo del fenomenal reportero Jon Sistiaga y fotos de Alfonso Cortés-Cavanillas en El País Semanal, recordé este cortometraje documental que obtuvo el segundo premio del jurado en Documentamadrid 2007. Prípiat es la ciudad que se construyó en el norte de Ucrania para los trabajadores de la central de Chernóbil. Tras el accidente, fue evacuada en 36 horas... para siempre. Lo que queda es una ciudad fantasma reconquistada por la naturaleza y los bichejos.
            El documental tiene una primera parte con imágenes tomadas en la zona de exclusión, y es la que resulta más impactante. Fotogramas que bien podrían ser el escenario de cualquier distopía apocalíptica. La música, inquietante mas no abrumadora, y el murmullo del viento en esta ciudad abandonada de la que la herrumbre y los matojos han hecho patria, acompañan las visiones de un mundo con el ser humano, ya no ausente, sino que no está tras haber estado, lo cual es mucho peor. Prípiat es un espacio lleno de escombros y objetos en desuso y vacío de vida humana. Todo un monumento a la burricie de una especie empeñada en destruirlo todo a cambio de un supuesto progreso. Imágenes de devastación que te devastan el ánimo.
            O quizá sea que mis lazos de parentesco me ligan mucho a un pueblo de Valencia que, en caso de que algo similar ocurriera en la Central Nuclear de Cofrentes, correría el mismo destino que Prípiat. No me puedo imaginar lo que supondría para mi padre o para mi mujer que de la noche a la mañana les comunicaran que no pueden volver a ver el valle en el que nacieron, o tener que explicarle a mi hija que es letal pisar la tierra de sus abuelos. Y todo, ¿para qué? ¿Para esto? No considero que merezca la pena.