viernes, 1 de febrero de 2013

Un dimanche à Pripiat





(Francia, 2006)
Directores: Frédéric Cousseau y Blandine Huk.
Cliente: Savinen
Pudo verse en: Documentamadrid 2007.

A raíz de leer este excelente artículo del fenomenal reportero Jon Sistiaga y fotos de Alfonso Cortés-Cavanillas en El País Semanal, recordé este cortometraje documental que obtuvo el segundo premio del jurado en Documentamadrid 2007. Prípiat es la ciudad que se construyó en el norte de Ucrania para los trabajadores de la central de Chernóbil. Tras el accidente, fue evacuada en 36 horas... para siempre. Lo que queda es una ciudad fantasma reconquistada por la naturaleza y los bichejos.
            El documental tiene una primera parte con imágenes tomadas en la zona de exclusión, y es la que resulta más impactante. Fotogramas que bien podrían ser el escenario de cualquier distopía apocalíptica. La música, inquietante mas no abrumadora, y el murmullo del viento en esta ciudad abandonada de la que la herrumbre y los matojos han hecho patria, acompañan las visiones de un mundo con el ser humano, ya no ausente, sino que no está tras haber estado, lo cual es mucho peor. Prípiat es un espacio lleno de escombros y objetos en desuso y vacío de vida humana. Todo un monumento a la burricie de una especie empeñada en destruirlo todo a cambio de un supuesto progreso. Imágenes de devastación que te devastan el ánimo.
            O quizá sea que mis lazos de parentesco me ligan mucho a un pueblo de Valencia que, en caso de que algo similar ocurriera en la Central Nuclear de Cofrentes, correría el mismo destino que Prípiat. No me puedo imaginar lo que supondría para mi padre o para mi mujer que de la noche a la mañana les comunicaran que no pueden volver a ver el valle en el que nacieron, o tener que explicarle a mi hija que es letal pisar la tierra de sus abuelos. Y todo, ¿para qué? ¿Para esto? No considero que merezca la pena.
           

7 comentarios:

  1. ¡Ay, Jota; ese despilfarro que no cesa!
    Salu2 ilumina2.

    ResponderEliminar
  2. Yo también leí el artículo, muy interesante. Cada vez que se cumple un aniversario de lo que pasó en Chernobyl paso bastante rato empapándome del tema y al final acabo viendo "Stalker" de Tarkovsky. Inevitablemente termino comparando la "zona" de la que habla la película con la ciudad fantasma de Pripiat. Niebla y abandono que esconden algo que ya es restringido para los demás, con los peligros que conlleva adentrarse ahí.

    Haber si encuentro el documental que menciona, un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Monumento a la burricie.
    Si señor.
    Eso es lo que representa.
    Que mundo este...

    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Bon dia, Jota. Com estàs? M'havia descuidat de llegir-te. Ara repassaré les teues últimes entrades al bloc. Has parlat recentment amb Betriu?

    ResponderEliminar
  5. Una ciudad fantasma que guarda las miserias de un estado .

    un saludo


    fus

    ResponderEliminar
  6. Como bien dices no me plantearía que mi ciudad se convirtiera en una ciudad fantasma y no pudiera pisarla más ni ver su mar ni su casco antiguo ni pisarlos, para mi sería horrible no poder hacerlo porque es mi vida.
    Es triste ver a tu ciudad así, llena de bichejos y de suciedad, sin nadie que le dé vida.
    Un abrazo, hasta pronto querido amigo

    ResponderEliminar
  7. Dyhego:

    Es consustancial con el alma hispana, creo.

    Marco:

    Bien traída, tu referencia a Tarkovski. Lo de Chernóbil fue grave, pero si llega a reventar todo lo reventable, se habría tenido que desalojar media Europa. Ya ves tú, la tontería.

    Toro:

    Uno entre tantos. ¡Si solo fuera este!
    Saludos.

    Dolors:

    Benvinguda de nou! No, no he parlat amb Beatriu des de fa molt temps, espere que li vaja molt rebé a Zúric.

    Fus:

    Miserias contaminadas. Gracias por tu visita.

    Demófila:

    Eso fue lo que me impactó a mí, imaginarme ese mismo escenario en el pueblo que comento. Aterrador.


    ResponderEliminar