lunes, 8 de octubre de 2012

Le Refuge (Mi Refugio)




Francia, 2009
Director: François Ozon
Intérpretes: Isabelle Carré, Louis-Ronan Choisy, Pierre-Louis Calixte y Melvil Poupaud.
Cliente: Subtitula'm




Como muchos sabréis, el director francés François Ozon ha ganado el Zinemaldia de este año con su película Dans la maison. Como no he visto la cinta ganadora, me gustaría detenerme hoy en su anterior película presentada a concurso en 2009, con la que obtuvo el Gran Premio del Jurado. No tuve la suerte de traducirla, pero sí de sincronizar sus subtítulos en el teatro Victoria Eugenia una mañana del festival.
        Le refuge, estrenada en España como Mi refugio, empieza fuerte. Tanto, que su proyección en un pase a las 9:30 en el Kursaal hubo de ser interrumpido porque una persona del público cayó redonda. Y es que desayunarse con un primer plano de Melvil Poupaud chutándose en la yugular (véase foto más abajo) no es para todos los estómagos. Será el último chute del personaje, porque muere de una sobredosis.
        Su novia, Mousse, se recuperará del coma inducido por la misma partida de droga a tiempo para llegar al entierro, donde la muy pudiente familia del malogrado primogénito descarriado la presionará para que aborte el hijo que espera de él. No es que a Mousse le apasione la idea de ser madre, pero al sentirse acorralada de ese modo, huirá a refugiarse a una casa en la playa de Getaria para poder decidir con tranquilidad si tiene o no al bebé. En ella, convivirá con el hermano homosexual de su difunto novio, con quien desarrollará un vínculo bastante particular.


        Con una fotografía que capta de forma magistral la luz de la costa vasca y la convierte casi en parte integrante de la historia, asistimos a las quimeras, nunca demasiado explícitas, de la madre en ciernes, sin saber si parirá o no y si, de hacerlo, se hará cargo del bebé, tensión que se resuelve en la escena final de la película, que algunas críticas que he leído tachan de inverosímil, y sin embargo yo encontré bastante coherente.
        Para mí, lo mejor de la película es su lúcida reflexión sobre la gestación y la íntima relación que se establece entre la portadora y su criatura, generalmente sometida a presiones externas, en una cinta que te enseña que otras maternidades y paternidades son posibles más allá de la babosería infantiloide que rodea los estados de buena esperanza y los dogmas de los guardianes de la moral de siempre.


9 comentarios:

  1. A pesar de ser una pelìcula fuerte en sensaciones, me tomo nota para verla.

    un abrazo

    fus

    ResponderEliminar
  2. La vi en su momento. Interesantes las relaciones humanas al salir de la oscuridad del coma. Recuerdo bien la escena cuando el médico comunica el embarazo. La 'huida' a la casa...

    ResponderEliminar
  3. No la he visto, pero me gustaría verla, por el resumen que haces de la película parece muy interesante, aunque dices que tiena algunas escenas desagrables, pero creo que merece la pena verla, lo haré en cuanto pueda.
    Un abrazo, hasta pronto querido amigo

    ResponderEliminar
  4. Me fascinó de este director la película “Lo que queda del día”. Tanto, que la vi varias veces y cada una de ellas me conmovió y me emocionó igualmente. Increíble, sin embargo, que después le perdiera la pista y no haya vuelto a acordarme de él en años. Concretamente, hasta que he leído tu post. Así que me alegro mucho de haber leído esta entrada, porque ya estoy intentando poner remedio al asunto para ver más películas de este hombre.

    Si de aquella película me sorprendió la sensibilidad con que trataba un tema tan difícil y espinoso como es el de haber de enfrentarse al hecho de la propia muerte, estoy segura de que su visión de la maternidad no dejará de ser, cuanto menos, digna de verse. Siempre he creído –aunque yo misma no tenga hijos ni los vaya a tener– que tenían que ser posibles maternidades y paternidades distintas a las que usualmente se nos presentan o vemos encarnadas en personas que se transforman, y no precisamente para bien, en el momento en que se convierten en padres y madres. Estoy ansiosa por ver de qué manera se las imagina y nos las muestra François Ozon.

    Un beso!

    ResponderEliminar
  5. Buenas tardes, gracías por corresponder a mi visita con tanta rapidez.
    Veo que estás de acuerdo con mi poesía, efectivamente la pena puede llevar a una persona a morir por un fallo fisico causado por ella.
    Un abrazo, hasta pronto querido amigo


    ResponderEliminar
  6. Vi la peli cuando salió.
    Lo mejor de todo es que ni había guión escrito para rodarla en su integridad. Y se rodó en dos momentos. Isabelle Carré estaba embarazada en la segunda parte del rodaje.
    Se improvisó parte del guión y casi sin medios se terminó la peli.
    Extraño final?? Sentimientos disparatados o alejados de lo que es un embarazo??? Para la Galia y Francia, no.
    Las francesas no tienen esa fibra de "por mi hijo, mato"... no han de probar ante nadie su maternidad. Muchas crían solas a los hijos, los conciben solas, dejan a la pareja en pleno embarazo... y siguen solas.
    La célula familiar, la presión social no conlleva el mismo peso moral.
    Lo que más me gustó de la peli fue la fotografía, y en especial las imágenes de ambos girando en el mar, y él abrazado a ella y a su vientre.

    Por suerte, en este país la moral, puede ignorarse... nos han dejado esa opción.

    Un besazo, Jota.

    ResponderEliminar
  7. Ya me han entrado ganas de verla.
    Lo haré.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  8. Lo dicen en una escena de 'Dans la maison' a mitad de la película: es una comedia estúpida, todo esto es ridículo. La película de François Ozon es ñoña en su ventana 'voyeurística' (¡ay qué diría el maestro Hitchcock!), un escape apenas maloliente, que ni siquiera satisface al que lo despide. ¡Mejor nos vamos todos a China! Un saludo!!!

    ResponderEliminar