EE. UU., 2009.
Director: Tom DiCillo.
Cliente: Subtitula'm
Pudo verse en: Festival Internacional de Cine de San Sebastián 2009.
Esta semana ha muerto Ray Manzarek, el que fuera
organista y bajista de The Doors, el hombre al que Jim Morrison cantó Moonlight Drive en las playas de Venice y al que muchos veían como el contrafuerte que
sustentaba el entramado de la banda ante el vendaval personal y artístico del
cantante. Por eso he pensado en este documental sobre una de las bandas
fundamentales de la música del siglo XX.
Esto es un asunto personal, porque The Doors son una de
mis bandas fetiche. En mi vida hay un antes y un después de conocerlos. Sé que
suena a tópico, pero ello no lo hace menos cierto. Hace muchos años, The Doors
me hablaron de los misterios que se esconden tras el fin de la noche, que te
esperan en las cunetas de la autopista del amanecer, me invitaron a pasar al
otro lado y cuando me di la vuelta para mirarme, me encontré con un extraño.
Los enteógenos obran milagros con la música adecuada.
Por eso, cuando me tocó traducir este documental sobre su
vida y obra, recibí el encargo con emoción. No os voy a engañar: hablo como fan.
Tampoco os voy a vender que esta película es la octava maravilla del séptimo
arte. Si entiendes de The Doors y te has molestado en leer sus biografías y
autobiografías -desde la fundamental No one gets out here alive, de Jerry
Hopkins y Danny Sugerman, hasta la prescindible Riders on the storm: my life
with Jim Morrison and The Doors, del resentido batería John Densmore- no
obtendrás datos nuevos. Ni guion ni formato son rompedores. Eso sí: contiene
imágenes inéditas, lo cual siempre es de agradecer, y lo narra ni más ni menos
que Johnny Depp.
Resumiendo: una película bien hecha, correcta, que sirve
tanto para que los entendidos se recreen como para que los legos se inicien, y
que he querido traer aquí esta semana en homenaje a Ray Manzarek, un gran
músico a la sombra del mito del Rey Lagarto cuya obra me cambió. Y seguro que
no soy el único.